
Con este texto se busca dar un punto de vista personal con respecto a la actividad grupal que consistía en: «Utilizar “clientes”, “abogados del diablo” y “asesores” dentro del grupo. El emprendedor ofrece sus productos o servicios. Los clientes, pretenderán adquirir productos o servicios del emprendedor. Los abogados, confrontaran los motivos con los obstáculos, y generarán ideas negativas sobre las posibles soluciones. Los asesores, para generar soluciones a los obstáculos y ayudar al emprendedor en la toma de decisiones.» (Texto citado).
Siendo el dueño, me correspondía dar al cliente las mejores ofertas que correspondían al servicio del desarrollo de una plataforma digital escalable, que habría sido propuesta por mi mismo, considerando que aunque bien podría haber llegado a ser un reto, la misma se apoyaba en mis conocimientos sobre esta área. Yo ya había considerado la gran mayoría de factores en contra al momento de seleccionar el tema, por lo que desde un inicio, el cliente logró sentirse atraído ante la oferta y al abogado del diablo, terminó por causarle cierto conflicto al intentar señalar los errores de mi propuesta.
La cliente (Paola Ventura) se vio atraída hacia la oferta desde un principio, lo cual confirmó que dicha oferta podría considerarse sumamente adecuada.
Mi asesor durante este proyecto ofreció las explicaciones de lugar y me hizo notar algunos errores que fueron corregidos de inmediato para poder garantizar la calidad del servicio ofrecido.
El abogado del diablo (Anderson García) analizó con detenimiento cada una de las ofertas para llegar al punto de destacar ciertos fallos en cada una de ellas, permitiéndome con esto mejorar aún más la calidad de mis servicios.
En conclusión, la oferta resultó ser altamente conveniente gracias a las explicaciones y correcciones proporcionadas por mi asesor y al análisis minucioso realizado por el abogado del diablo. Estas acciones me permitieron mejorar la calidad de mis servicios y garantizar un servicio de excelencia.

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